A la hora de cocinar, y añadir algún tipo de grasa a nuestras preparaciones, la lista de posibilidades es muy extensa: mantequilla, aceite de girasol, aceite de aguacate, manteca animal, aceite de coco, aceite de sésamo… Pero, de entre todas las opciones, ninguna tiene tantos puntos a favor como el aceite de oliva virgen extra. ¿Quieres sabes por qué? Aunque esto es más información que opinión, una voz autorizada nos ayuda a entender las razones: Richard Hoffman, catedrático de Bioquímica Nutricional en la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra.

El secreto, tan sencillo y tan complejo a la vez, está en una sola palabra: composición. Pese a tratarse tanto el AOVE como sus homólogos vegetales de materias primas relativamente similares, aquellos puntos que diferencian al aceite de oliva virgen extra del resto hacen que su consumo sea no solo más interesante nutricionalmente, sino absolutamente básico en una dieta bien estructurada y equilibrada.

De hecho, la salud es el principal motivo: uno de los estudios más importantes realizados sobre la dieta Mediterránea, llevado a cabo por Predimed, concluyó que aquellas mujeres que complementaban su dieta mediterránea con AOVE tenían hasta un 62% menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama en comparación con aquellas mujeres a las que se había aconsejado seguir dietas bajas en grasa. 

Estos beneficios, en parte, se basan en un potente compuesto que se encuentra en el aceite de oliva virgen extra: los polifenoles. Ellos, presentes de manera natural en ciertas plantas, pueden ayudar a mejorar la microbiota, los problemas cognitivos y hasta las patologías cardiovasculares. Además, evitan que las grasas saludables del AOVE se oxiden cuando se aumenta su temperatura, algo básico para cocinar y que no sucede con otros tipos de aceite.

Pero, por muchos estudios que se lleven a cabo, hay una conclusión que no cambia: el aceite de oliva virgen extra tiene propiedades prácticamente mágicas en muchos aspectos, pero no es el final del camino. Sin un contexto adecuado de alimentación saludable y equilibrada, de nada servirá incluir el consumo de AOVE como hábito.

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