El aceite de oliva virgen extra es, por lo general, una maravillosa adición a cualquier tipo de dieta y estilo de vida saludable. No importa la edad, la ubicación ni los hábitos: el AOVE, en su justa medida y con los usos correctos, siempre será positivo. Y esa importancia se acentúa cuando hablamos del aceite de oliva para niños, ya que los hábitos y estilo de vida que sigan durante la edad de crecimiento marcarán en gran medida su desarrollo como adultos.

El aceite de oliva para niños, además de todos los beneficios de los que pueden aprovecharse los adultos, puede aportar algunas propiedades específicas especialmente interesantes durante el crecimiento. Más allá de aquellos rasgos generales que hacen del AOVE una bendición como pilar en el marco de una alimentación saludable y equilibrada, algunas de sus características son de gran ayuda durante los primeros años de vida.

Como recomendación general, los bebés pueden empezar a consumir aceite de oliva virgen extra en crudo a partir de los seis meses. De hecho, técnicamente pueden -y deberían- empezar antes: durante el embarazo. Muchos estudios científicos han probado la importancia de la alimentación materna para el desarrollo del feto, y en ese esfuerzo el aceite de oliva virgen extra puede ser un aliado fundamental.

A partir de esa barrera de los seis meses, introduciendo AOVE progresivamente y bien acompañado por una alimentación saludable, los beneficios son inagotables. Primero, a nivel de aprendizaje y hábitos, ya que ayudará a realzar el sabor de algunos alimentos menos atractivos a esa edad y fomentará que los niños y bebés los consuman de mejor gana.

Además, el aceite de oliva para niños ayudará a uno de los problemas más comunes en la infancia: el estreñimiento. Menor inflamación y mejor función intestinal derivarán directamente del consumo de AOVE y ayudarán a prevenir este tipo de situaciones tan incómodas y desagradables para los más pequeños.

Por supuesto, incluir aceite de oliva virgen extra en la alimentación durante la infancia también supondrá una ayuda extra en muchos elementos de la salud y el desarrollo durante la infancia: la piel, la costra láctea de los bebés y la dermatitis del pañal, entre otras cuestiones.

Todo ello sin olvidar cómo su consumo puede ayudar a prevenir una de las principales problemáticas de salud en la infancia de hoy en día, que afecta a un porcentaje cada vez más alto de los niños: el sobrepeso y la obesidad. El AOVE no puede hacer magia por sí solo, pero su consumo es también un mensaje sobre la importancia de los buenos hábitos, la dieta mediterránea y el equilibrio, por lo que una alimentación que lo incluya, y que lo acompañe debidamente, siempre será prevención y remedio a estos problemas.

El aceite de oliva virgen extra en niños también ayudará a su salud general con multitud de beneficios idénticos a los que podría tener cualquier adulto: reduciendo la inflamación, la hipertensión arterial, aumentando los niveles de colesterol ‘bueno’ (HDL) y aportando antioxidantes y propiedades antiinflamatorias.

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