Aceite de oliva virgen extra para bebés: beneficios y cómo introducirlo en su dieta
El aceite de oliva virgen extra es indiscutiblemente positivo como un elemento en nuestra alimentación del día a día, no solo por su sabor y versatilidad como ingrediente sino, sobre todo, por sus beneficios y aportaciones para la salud. Es un producto que toda persona podría consumir como hábito, sencillo de incorporar a cualquier tipo de dieta y con muchísimas posibilidades. Eso incluye, por supuesto, el aceite de oliva virgen extra para bebés. Pero, cuando hablamos de los más pequeños de la casa, siempre conviene tomar precauciones y saber cuándo y de qué maneras debemos introducirlo en su alimentación.
El aceite de oliva virgen extra para bebés es una bendición. Además de las prácticamente incontables propiedades que aporta a personas de cualquier edad y condición, su uso en edades tempranas trae algunos beneficios añadidos a aquellos de los que se aprovechan los adultos. El primero de ellos, el crecimiento: el ácido oleico es de gran importancia para el desarrollo de los huesos.
Además, el aceite de oliva virgen extra para bebés puede ayudarles, y también a los padres, con uno de los problemas más frecuentes en la primera etapa de la vida: el estreñimiento. El AOVE actúa como lubricante en el tubo digestivo, lo que alivia esa sensación en los bebés y facilita su cuidado a los padres. Por supuesto, todos los beneficios del AOVE asociados a los adultos también se aplican a los bebés, como la asimilación de micronutrientes, los antioxidantes y sus vitaminas.
Cuándo dar AOVE a un bebé
La introducción del aceite de oliva virgen extra en la dieta de los bebés es relativamente sencilla. Se hará aproximadamente a partir de los seis meses, cuando se inicie la alimentación complementaria a la leche materna, lo que ayudará a que cubran sus requerimientos nutricionales y se habitúen a los alimentos que les acompañarán durante toda su vida.
La forma de ir incluyéndolo es de lo más sencilla. Lo recomendable es hacerlo siempre en crudo (algo también aplicable a los adultos) y progresivamente. Por ejemplo, con un poco de AOVE en sus purés inicialmente.
Una vez los bebés empiecen a masticar alimentos sólidos, las opciones se multiplican: desde unas gotas en sus primeros trozos de pan hasta un aderezo en sus primeras raciones de verduras, huevos o guisos. Es decir, tanto en formatos que les permita saborear el aceite de oliva virgen extra en su estado natural hasta como parte de la preparación de otros platos en los que pase más desapercibido, todas las opciones son buenas.
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